OPINIÓN. EL DESGASTE DEL PODER. Efraín Barrera Medrano.


“El que queda bien con unos no queda bien con todos”
Dicho popular.

A la gente no le gusta escuchar NO. Esa palabra denota un negativismo decepcionante, pero también es sinónimo de congruencia si se pretendiera hablar con verdad y con mesura; es evidente que mucho de lo que los candidatos hablan en campañas va a aderezado de una gran dosis de diarrea mental , pero en su afán de ganar adeptos dicen que SI a todos y a todo ; solo hay que recordar que para una buena fotografía hay que poner la mejor sonrisa.

El voto popular, llega a la urna en gran medida en favor de quien logra vender su mejor imagen; Efraín Barrera Medrano en México se compite encarnizadamente en el terreno del marketing político y siempre se ha pretendido persuadir a la población a través de los medios masivos para ganar su simpatía. Más que el contenido de las propuestas, lo que se proyecta en promocionales y debates es la imagen de los candidatos y partidos para bien o para mal según convenga a quienes pagan (además de la compra de voto, hoy en día también se gana con campañas negras y fraudes cibernéticos).

El antes y después de un gobernante se refleja en las palabras empeñadas en campaña y los compromisos incumplidos una vez en el poder, o sea, cuando el pueblo se da cuenta que su voto se fue al despeñadero ya es demasiado tarde, aquel sonriente y noble ciudadano que saludo y abrazó meses atrás; ahora es frívolo, rico, soberbio y muy importante; se acabó la humildad; ya no te lo encuentras por ningún lado y si lo ves trae guardaespaldas.

Cuando el pueblo comienza a perder identidad con su gobernante, inicia también un proceso de desgaste natural del ejercicio público, el pretender gobernar para todos y guardar los equilibrios es un arte complejo y costoso; peor aún, resulta catastrófico cuando por chantajes o compromisos inconfesables parcializa las actividades e inclina la balanza de un solo lado olvidándose de quien lo ayudo o eligió.

El eslabón apocalíptico aparece cuando la clase gobernante además de todo, no resiste la tentación de agarrar los dineros públicos y arrastra a las instituciones que el mismo representa a ser parte lamentable de escandalosos episodios de corrupción, ante un pueblo que día a día debe sortear los estragos de una pobreza lacerante. A ese nivel ha llegado México.

Ante la falta de organización y la insólita apatía del pueblo, los gobiernos de derecha se han servido con la cuchara pozolera , la clase gobernante confabulados con los sindicatos corruptos se han burlado y enriquecido de forma insultante saqueando nuestros impuestos, el pueblo apático, aún no está preparado para resistir los embates del gobierno; la explicación es simple: 80 millones de mexicanos están dispersos y pobres, deben luchar todos los días para sobrevivir, no tienen tiempo para ocuparse de la cosa pública. En esa histórica y perversa estrategia, la derecha ha fundado su innegable éxito electoral para despojar al pueblo de sus derechos, sus libertades y de su riqueza, por lo menos en los últimos 40 años.

Gobernar privilegiando a los grupos sociales organizados es una medida estratégica para la gobernabilidad pero a todas luces injusta; en esos grupos minoritarios no está representada la sociedad, y, solo luchan por sus canonjías; dicen enarbolar demandas del pueblo trastocando sus derechos constitucionales con toda impunidad. No obstante, por su nivel de organización y grado de rijosidad el gobierno termina cediendo resignado a las consecuencias.

Es sabido que hacer valer la ley es un asunto de extrema sensibilidad que puede fortalecer o colapsar a un gobierno, en México se aplica con criterios políticos haciendo a un lado, en muchos casos, el principio más elemental de justicia; implica, por tanto, un gran profesionalismo y sentido de responsabilidad de quienes se encargan de aplicarla, en consecuencia, conlleva una gran carga política para los gobiernos en turno si las cosas no se hacen bien.

Es obligación de todos los ciudadanos someterse al imperio de la ley pero se enturbia este proceso cuando quien la aplica no la respeta o violenta los derechos fundamentales de la gente; lo que propina un gran daño a la imagen pública de un gobernante; a la gente no le gusta el sometimiento pero el gobierno tiene la obligación constitucional de aplicarla. Es su chamba.

Muchos de los que aspiran a gobernar, ignoran las peripecias del ejercicio o creen saber enfrentarse a estos retos; imagínate llegar al cargo y saberte sin recursos, con deudas y secuestrado por poderes facticos, sindicatos corruptos, ONG s voraces; todos con un mínimo común denominador: quieren los mismos privilegios o más, a cambio de no trastocar la paz pública; en todos los casos es asunto de pesos y centavos.
La única herramienta de protesta libre y pacifica que tenemos a nuestro alcance los ciudadanos desorganizados son las redes sociales, no obstante, justo por no ser espacio restringido carga con una gran dosis de perversión al ser utilizada por la delincuencia para intimidar y difundir el terror social.
Mucho de lo que circula en estos espacios es basura, con suma facilidad se puede satanizar editando y aislando imágenes o videos para manejarlo a conveniencia sin difundir los contextos que dieron origen, por lo cual pierde objetividad. Sin embargo ha sido muy bien utilizada en otros países para terminar con gobiernos tan corruptos como el nuestro.

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