“Hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida”. Proverbio chino.//
La advertencia que hizo el gobernador Silvano Aureoles Conejo respecto a que no permitiría ni un bloqueo más, y que por algunas semanas no pudo o no quiso poner en práctica, parece que ahora sí va en serio tras desalojar con el uso de la fuerza, a los normalistas que bloqueaban la Autopista Morelia – Lázaro Cárdenas.
Buena parte de la sociedad organizada se manifestó conforme con la aplicación de la ley, especialmente porque esta vez los detenidos fueron consignados ante las Procuraduría General de la República, pero aún prevalece la inquietud por la posible negociación política que como antaño, deje sin castigo a quienes hayan incumplido la ley.
Las advertencias del líder magisterial, Juan José Ortega Madrigal de generar ingobernabilidad en Michoacán no se pueden desdeñar, seguramente por ello el Ejecutivo estatal tuvo que recular momentáneamente en el uso de la fuerza pública. Pero tras dar el primer paso en los hechos, Aureoles Conejo deberá mantener su postura y tendrá que ser extraordinariamente cuidadoso, porque aplicar la Ley Federal de Educación en el estado, seguramente generará una inestabilidad y confrontación compleja, por semanas o meses, con democráticos y normalistas.
Sin lugar a dudas, es su mejor oportunidad; recién comienza su gobierno, algo queda de la luna de miel con los ciudadanos, su capital político aún está en números negros, ha logrado empatía y trabajo conjunto con la Federación que seguramente seguirá respaldándolo y evidentemente ha escogido como una de sus batallas, el ámbito educativo, así que ya no puede ni debe dar marcha atrás. Y en caso de que decida recular, pasará a la historia, exactamente igual que sus antecesores, a quienes ha criticado desde diversos ángulos.
Evidentemente tendrá que pagar algún costo político, porque a quienes se enfrenta, son precisamente los grupos que mantienen el poder del sector educativo estatal; pero si encuentra la manera y ésta se logra sin violencia y sí por el convencimiento, entonces podría convertirse en la acción más importante de su sexenio, que la educación michoacana deje de tratarse sólo desde lo económico y laboral, para pasar al tema de su calidad y aprovechamiento entre los niños, adolescentes y jóvenes estudiantes.
Pero no basta el uso de la fuerza pública cuando resulte inevitable, el discurso y una estrategia eficiente de comunicación para lograr el respaldo ciudadano; Silvano Aureoles deberá tomar al toro por los cuernos para erradicar también las mafias que prevalecen en el sector educativo donde continúa el mercado negro de la venta de plazas al que tienen acceso incluso quienes no terminaron una licenciatura, deberá erradicar los escudos que permiten que los cuates de magisterios y gobiernos continúen como aviadores.
El rescate del sector educativo michoacano, debe implicar también plena transparencia y rendición de cuentas, todos los ciudadanos deberán tener acceso a cuanta “minuta” se firme o se haya firmado con la CNTE o los normalistas.
Por supuesto que el ideal es que haya mesura. Los profesores democráticos y los normalistas deben entender que sus luchas por más que tengan argumentos, no pueden desarrollarlas al margen de la ley y afectando al resto de los ciudadanos, que por cierto, no tienen la culpa.
Ambos grupos deberán procurar ser más empáticos, no puedo imaginar que ellos se manifiesten conformes si algún otro grupo llega y les arrebata su auto, negocio o patrimonio a sus familiares por considerar que son herramientas que ayudarán en esa lucha.
Llegó el momento de acabar con la simulación desde todas las partes en aras de la educación. Ojalá que el gobernador Silvano Aureoles Conejo realmente quiera hacer historia y ejemplarmente irrumpa el círculo vicioso, incluso si participan correligionarios suyos, amigos o compadres.
Ojalá pueda hacerlo pensando en todo Michoacán y no sólo en su futuro político, porque debe tener claro que lo que ha comenzado, de momento le provocará el desgaste político que a muchos personajes públicos asusta, pero que a la larga, podría ser el acto de gobierno con el que deje huella.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.