“No son los deberes lo que quitan a un hombre la independencia: son los compromisos”… Louis de Bonald. (1754 – 1840). Filósofo y político francés.
El presidente municipal de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, tras casi 2 meses y medio de gobernar, no ha hecho sentir la diferencia de su administración independiente.
Pese a levantar enormes expectativas y a ponerse una vara muy alta en sus discursos de campaña y ya como edil, no ha podido reflejarlo aún en los hechos. Pareciera que se ha ensimismado con múltiples eventos, discursos y acciones con poca proyección, especialmente si se considera que debe marcar una diferencia, y cuanto antes.
Tras rendir protesta en la Plaza Valladolid, al más viejo estilo partidista, se le ha complicado poner en práctica su discurso de independiente, a grado tal, que es tiempo que no se conoce cuánto le va a costar a los morelianos la asesoría que en materia de anticorrupción desarrolla el consultor sobre Transparencia y Rendición de cuentas, Max Kaiser.
Sorprende además que a pesar de involucrarse en cuanto evento es convocado, no asiste a donde sí debería, por ejemplo, al arribo de la Gendarmería. Además, no ha podido ser totalmente claro sobre la inversión que deberá realizar para pagarles sueldos y viáticos a los recién llegados policías militares.
Gobernar la capital michoacana, indudablemente no es una tarea sencilla y mucho menos, si no cuentas con el acostumbrado apoyo de un partido político que te cuide las espaldas y negocie las fallas con el resto de las fuerzas partidistas, en el Congreso del Estado, por ejemplo.
Evidentemente esta circunstancia podría tener a Martínez Alcázar un tanto congelado o bien, todavía cavilando cómo deberá sacarle el mayor provecho a su “independencia”, antes de que sea demasiado tarde, sobre todo, si está pensando en una reelección y la gubernatura del Solio de Ocampo.
Si bien es cierto que ambas búsquedas aún son lejanas, lo cierto es que de tenerlas en la mira, debe empezar a gobernar y marcando la diferencia, desde ya.
Alfonso Martínez debe tener claro que la luna de miel con los morelianos empieza a fenecer y no le alcanzará el saludo amable y su sonrisa para mantenerlos satisfechos, especialmente cuando están cansados de la inseguridad, la evidente impunidad ante las deficientes obras realizadas en las administración pasada y la ausencia de transparencia en las primeras acciones que ha realizado su presidencia, pese a ser el concepto más reiterativo en su discurso.
Los primeros 100 días de administración suelen ser un momento clásico para que cualquier gobierno presuma sus logros y procure hacer evidente que es mejor que sus antecesores, así que Martínez Alcázar tiene algunas semanas para fijar postura, implementar y presumir acciones de gobierno que resulten ejemplares, deberá sacudirse el temor que parece mantenerlo paralizado, ante la ausencia de correligionarios que puedan defenderlo en el Congreso estatal.
Veremos si es capaz y quiere hacerlo o se conforma con transitar de la misma manera que lo han hecho sus antecesores, los cuales por cierto, no tuvieron el plus de autodefinirse como “independientes”.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
Buen día Andrés, es objetiva tu reflexión sobre el POBRE Y SUPERFICIAL GOBIERNO DE ALFONSO. LA VERDAD TE QUEDAS CORTO, CON MI ESPOSA Y MUCHA GENTE LE HICIMOS LA CAMPAÑA EN EL SECTOR RURAL Y NI LOS VOTOS NOS RECIBIÓ. DESDE ENTONCES NUNCA LO VOLVIMOS A VER!!!