Cuando se es luz y sobra a la vez, llueven diversidad de críticas y comentarios; y más cuando se trata de personajes protagonistas de la vida cotidiana de un pueblo, los que destacan por ser buenos, malos, regulares, mediocres, vividores, chantajistas, oportunistas; o bien sea los que han sido favorecidos por las bondades y errores de la vida misma.
En el transcurso de la semana pasada estuvo en ésta región Pedro Ferríz de Con, un polémico personaje que ha sobrevivido entre administraciones gubernamentales pasadas y actuales, pues todas han tenido algo que ver con él, desde que trabajó como comunicador oficial y luego en medios de comunicación electrónicas, donde ha logrado importante experiencia con el arte del hablar principalmente, enrolándose en el club de los merolicos radiofónicos y televisivos, que hasta en Zamora existen. Y eso que “perro no come perro”, según se dice.
La verdad es que, su visita a Zamora y Jacona me sirvió para realizar una evaluación que me entretuvo entre el vaivén de la cotidianeidad de estos lluviosos días; y hasta me puse al tú por tú con algunos cibernautas que vertieron su opinión en mi muro, disertando en torno a mis comentarios que, dicho sea de paso, les di origen desde el punto de vista periodístico por el momento que acababa de vivir en torno a ese personaje de la comunicación nacional; y sin atisbar en su pasado como empleado que en su momento practicó el periodismo “oficialista”; y que ahora se ha distinguido por ser un crítico del sistema, también en turno, pues lleva ya varias administraciones federales dándole duro al presidente o gobernador del momento.
Lo que dije en su momento, es que Pedro Ferriz de Con solamente vino a Zamora para refrescarnos la memoria y a tallar sus comentarios en las lacerantes llagas que motivan la agonía de la paz social de los michoacanos, zamorenses, jaconences y mexicanos, para redondear; sin que ello signifique estar en contra de su actividad, ni de quienes acuden para escucharlo, porque de todos se aprende algo, malo o bueno, pero algo se queda.
Nos habló de lo que él visualiza en torno a la Educación, Economía y Corrupción principalmente; llagas que se nos hinchan desde los pelos de las puntas y hasta las uñas de los dedos de ambos pies.
Solamente nos recordó lo que ya sabemos; y le dio duro, a su manera, a quienes quiso dar una “trapeadita”, atisbándole a Peña Nieto, así como a Silvano Aureoles; y más aún a los gobernadores que en éste momento son señalados “por ratas”, uno de los cuales aún huye y se esconde en donde puede, motivando que el gobierno le haya puesto a su cabeza un precio de 15 millones de pesos por su captura.
Nada motivante fue para mí su presentación, pues solamente nos recalcó que seguimos siendo “estultos” de manera generalizada; mientras que a los periodistas nos dijo que debemos ser éticos y hablar siempre con la verdad y solamente con la verdad. ¿Cómo él? Mejor sigo igual.
Criticó a los comunicadores porque somos “periodistas oficialistas”, así como fue él en su momento y como sigue siendo, porque la política de izquierda, así como a los periodistas izquierdistas, alguien los sostiene, de algo cuelgan del tendedero; algo los sostiene para no caer.
Sin embargo, habrá que reconocerle que nada fácil es entrar a un escenario con más de mil gentes, saludarlos con bromas, hablar del Peje, de Peña Nieto, de Donald Trump e Hillary Cinton; de las Chivas y del América, como parte de protagonistas de nuestra cotidianeidad; y de paso contestar las preguntas un tanto cuanto estultas de los conferencistas. No es fácil ser conferenciante y eso hay que aplaudirle.
Y hasta se mostró adivino, al presagiar que el dólar subirá a los 25 pesos. Lo bueno es que la Selección Nacional Mexicana le ganó a la de gabacholandia y eso ha desviado un poco nuestra atención, a tal grado de que ni nos molesta tanta lluvia a éstas alturas. Sea pues.