COLUMNA BÚSQUEDA. UN AÑO SIN PASALAGUA. Por Andrés Resillas

Martínez pasalagua

Por Andrés Resillas

 

A un año de la detención de José Trinidad Martínez Pasalagua, el recuento en el estado es de lo peor. El partido que tanto defendió, el PRI, y que le pagó con una traición, se encuentra sumido en su peor crisis política.

Pasalagua fue un obsesionado de que su partido se podía transformar desde adentro, con ejercicios democráticos, pero la realidad lo desengañó.

Siempre les dio la cara a sus compañeros y dirigentes priístas, siempre estuvo dispuesto al diálogo; les criticó y les mostró su desacuerdo de frente. Ese fue su pecado.

Nunca creí que el juego político llegara a estos extremos. Nunca pensé que entre las maniobras políticas existiera la intención de destruir vidas y familias. En los años que tengo de periodista jamás me tocó presenciar un castigo tan despiadado contra un priísta en el estado.

La estrategia federal en materia de seguridad pública que se implementó desde el 2014, muestra a un Estado o Gobierno Federal sin el más mínimo respeto por la dignidad humana y por los auténticos derechos de los ciudadanos.

Junto con esa estrategia, un grupo de priístas aprovechó de su cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto para envenenarle el cerebro y obligarlo a que tomara decisiones que le han costado la vida a muchos michoacanos.

También son cientos de familias destruidas y enlutadas no sólo por la lucha contra el crimen organizado, sino por los errores cometidos por las autoridades.

Aquellos líderes disidentes, inconformes y que demandan respeto a los ejercicios democráticos los han eliminado, todos están en la cárcel.

Pero el poder político es tan maquiavélico, que siempre existió la duda de que fue el mismísimo presidente de la República quien apoyó a Silvano Aureoles Conejo para que ganara las elecciones del pasado siete de junio. Así de grotesca es la actitud de una parte de la cúpula priísta.

A Pasalagua se le fincaron cargos con acusadores pagados. Comprados desde el mismo gobierno y por el Comisionado Alfredo Castillo. Le tendieron una emboscada como ahora lo hicieron con Cemeí Verdía Zepeda en Aquila. Es su estilo.

El expediente judicial es una aberración, que muestra como el Poder Judicial está podrido de manera completa, pues no es capaz de aplicar la justicia. Pobre México, pobre Pasalagua, pobres todos nosotros.

 

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