CAPÍTULO 2. TRAS PERSECUSIÓN, DETIENEN A SOSPECHOSO DE ASESINAR AL TRANSPORTISTA

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POR ANDRÉS RESILLAS//

Gildardo G. había recibido nueve impactos de bala calibre 22 y se estaba desangrando profusamente, pero estaba vivo.

Los pasajeros bajaron y lo dejaron solo, sentado en su asiento de chofer de la unidad 62, de la línea Morelia-Capula.

A los dos minutos la patrulla 3289 de la Policía Michoacán arribó al lugar. Los agentes Axel y Diego observaban que un grupo de personas les estaba haciendo señas y estaban muy agitadas. Llegaron y observaron a Gildardo G. herido.

Axel subió al camión y corroboró que Gildardo estaba vivo. Pidió la ambulancia y bajó. Los pasajeros mientras le explicaron al policía Diego que el agresor acababa de huir en una camioneta blanca; que llevaba el espejo retrovisor derecho colgando.

También un Policía de Tránsito alcanzó a observar la huida de la camioneta por la calle Pedro Fuentes y escribió en un papel la matrícula del vehículo; cuando llegaron sus compañeros de la Policía Michoacán se los proporcionó y les explicó la dirección que había tomado la unidad.

Axel y Diego subieron rápido a su patrulla y arrancaron hacia la ruta de escape; dieron vuelta en la calle Luis de León Romano y alcanzaron a ver la camioneta blanca que a gran velocidad se desplazaba.

El vehículo en escape tomó la avenida Periodismo; la patrulla venía persiguiéndolo con la torreta encendida y la sirena emitiendo la señal de alerta; el agente Axel aceleró bruscamente y pasó los topes de la rúa a gran velocidad. Lo mismo hizo la camioneta.

Al llegar al entronque con la avenida Siervo de la Nación, la camioneta viró a su derecha para tomarla; aceleró y llegó hasta la calle Loma del Rey y la tomó. La patrulla ya venía pisándole los talones y el agente Diego le gritaba por el altavoz que se detuviera.

Sobre la calle Loma del Rey, el agente Axel decidió acelerar la velocidad de la patrulla. Alcanzó la camioneta y de manera brusca le cerró el paso; la camioneta derrapó para frenar y no chocar con la patrulla.

Los agentes descendieron y sacaron sus armas y le indicaron al conductor que bajara. De la camioneta blanca salió un hombre de la tercera edad, canoso, de tez blanca arrugada, complexión media. Le ordenaron abrir sus extremidades y poner los brazos sobre su vehículo.

Mientras Axel revisaba al sujeto, Diego rodeó la camioneta pick up para revisarla; se asomó por la ventanilla de la cabina y observó que en el asiento del copiloto estaba una pistola escuadra negra.

Le preguntaron sus datos personales al conductor de la camioneta: dijo llamarse Cornelio L. C. de 71 años de edad y residente de Morelia. Le preguntaron por qué huía, por qué no obedeció los llamados de la patrulla. Le dijeron que era sospechoso de un hecho de sangre en la avenida Madero. Le leyeron sus derechos y le informaron que estaba detenido.

Una hora después de su detención, Cornelió llegó esposado ante el Agente del Ministerio Público en turno. Junto con el detenido los policías Axel y Diego entregaron el Informe Policial Homologado en el que describieron su participación y el procedimiento para arrestarlo.

El personal de la Procuraduría de Justicia comenzó de inmediato su trabajo: solicitó a un juez de control la autorización para hacerle a Cornelio varios peritajes, así como para quedarse con la ropa que portaba en ese momento para compararla con las imágenes de las cámaras de seguridad que registraron los hechos.

Cornelio llamó a un abogado particular para que lo asesorara, mientras, se negó a responder cualquier pregunta que le hacía los empleados de la Procuraduría. Se le hizo un examen médico y sólo presentó laceraciones en sus muñecas ocasionadas por las esposas.

El Ministerio Público tiene por ley un plazo de 48 horas para poner a disposición de un juez de control a todos los detenidos y sospechosos de haber cometido un delito. Durante ese lapso, a Cornelio se le practicaron todo tipo de peritajes: médico, radizonato de sodio, de alcoholemia, antidoping, comparación de las ropas con las imágenes de los videos.

Unas horas antes de que se venciera el plazo, ya tenían los resultados la Fiscalía del caso. A las 14:00 del 28 de julio, Cornelio fue entregado al Poder Judicial, quien ordenó que mientras se fijaba la hora de la audiencia de control, fuera remitido al Cereso Mil Cumbres.

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