OPINIÓN. CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE. Por Efraín Barrera Medrano

(primera de  2 partes) 

El  título del presente artículo es una mera semejanza con la  película estadunidense de Richard  fleischer de 1973; cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.  Esta trama es inspirada en una telenovela de la vida real que aunque parezca mentira el guion fue escrito desde el clandestinaje por actores políticos utilizando a todo  un país  como escenario y a sus instituciones como espacios de  grandes locaciones, cuyas  vidas de los protagonistas principales eran de atenciones principescas y excesos ofensivos.   

-Érase una vez- en el país de la impunidad, corría el mes de  septiembre del 2006 cuando arrebataron  la presidencia a un candidato; mismo que durante un mitin a  micrófono abierto mandó “al diablo sus instituciones”. Unas instituciones que se habían prostituido y convertido en camuflageados refugios de   delincuentes de cuello blanco. Esa frase fue acuñada por  sus principales detractores (LA CHACHALACA Y EL COMANDANTE  BOROLAS)  para desacreditar sus acciones de protesta contra  el fraude electoral que  estos  habían consumado en su contra. 

Sobrada razón tenía el candidato despojado  en ese pronunciamiento, si  en retrospectiva desde 30 años atrás, la historia daba cuenta  de complicidades entre estos 2 villanos y el artífice principal –EL CHUPACABRAS– que  se confabuló con el árbitro de las contiendas electorales para gobernar también este paradisiaco  país, lo que le permitió instituir la MAFIA DEL PODER  y usufructuar por todo ese tiempo este vergel de riqueza, despojando  de triunfos legítimos a candidatos inconvenientes. 

 esta caterva de villanos,  desde el poder hacían grandes negocios y  planeaban y ejecutaban   fraudes electorales, desde los más artesanales  hasta el cibernético y compra de votos;  pese a  denuncias fundadas   y   de masivas protestas sociales, nunca rectificaron  y los villanos –que siempre se salían con la suya- continuaban construyendo  su castillo de naipes  sobre el  engaño y  manipulación de la gente, que trabajaba sin descanso para  entregar sus diezmos   cada vez  más  insuficientes.  Hasta conseguían dinero para llevárselo en el AÑO DE  HIDALGO dejando tras de sí deudas  escandalosas. 

En todo ese tiempo, construyeron un entramado de corrupción  haciendo leyes a modo  para legalizar las maniobras de saqueo. En esa maraña había diputados, senadores de todos los partidos y  empresarios trasnacionales dispuestos a entregar sobornos millonarios para quedarse con los contratos más jugosos, y, empresas fachada que se encargaban de vender bienes y servicios al gobierno facturando a precios inflados o  auto otorgarse créditos  a través de triangulaciones sin ser descubiertos, o de plano,  vendían facturas para simular gastos inexistentes y quedarse con la lana.  Auto quebraban sus propias empresas para luego pedir rescates financieros con dinero público e invertirlo en paraísos fiscales (FOBAPROA). Se confabulaban con cárteles, Reprimían, encarcelaban y asesinaban a candidatos y periodistas para  acallar reclamos, en fin, cometían cualquier cantidad de brutalidades en prejuicio del pueblo que los financiaba. 

El candidato despojado siguió luchando, mientras la misma mafia  se organizaba para hacerle chapuza y arrebatar el triunfo, otra vez, para entregárselo  a un tele novelesco Hampón de copete grande pero de partido diferente, con la consigna de terminar la obra iniciada por el chupa-cabras y garantizar los mismos privilegios oligárquicos por muchos años más, simulando  cambiar para seguir iguales. 

 En el éxtasis de poder,  el comandante Borolas le compro al COPETÓN un avión Boeing 787 de 219 millones de dólares            con capacidad de 248 pasajeros para pasearse por el mundo,  porque  le gustaban los lujos y pistiar a bordo con todos sus amigos y familiares. En esos viajes faraónicos  se gastaba millonadas de pesos en servidumbre, comida gourmet y costosas bebidas exóticas, pero eso era lo que menos importaba, si el trasfondo de  ese regalito   implicaba cuidarse las espaldas y la consigna de no convertirse en chivo expiatorio del nuevo gobierno. El negocio daba para eso y más. 

El sexenio del COPETÓN inicio viento en popa, firmando con todos los partidos  un PACTO que comprometía ideologías y  dignidad de los participantes por haber recibido cantidades millonarias a cambio de ese respaldo; significaba aprobar reformas a la constitución para quitar candados legales y entregar  la riqueza de ese país a grandes empresarios transnacionales, principalmente el petróleo, incluso hubo partidos que recibieron a cambio gubernaturas como retribución pero eso nadie lo sabía. 

  Pero tobo empezó a complicarse  cuando empezaron  los escándalos de corrupción; y, la desaparición de 43 estudiantes normalistas de ayotzinapa,  fue el punto de quiebre de su gobierno; surgieron protestas sociales en contra del copetón  y su grupo más cercano,  sin embargo,  no hubo institución   que hiciera justicia y todo quedo en una “verdad histórica” inventada; los  reiterados  señalamientos sobre la torcida conducta de su gobierno nunca fueron atendidos. 

Pero como no hay mal que dure 100 años  ni pueblo que los aguante, ese mismo  candidato que había sido  despojado en dos ocasiones de triunfos legítimos, regresó con la experiencia y herramientas políticas necesarias para dar la batalla decisiva de su vida y  enarbolar el último gemido  de un pueblo desesperado, humillado, harto de la impunidad y con sed de justicia.  

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *