OPINIÓN. LA «AGONÍA» DE LA CIENCIA EN MÉXICO Por Teresa Da Cunha Lopes

La educación superior y la investigación básica y/o aplicada no benefician solo a sus destinatarios. Tienen un profundo impacto en los resultados económicos nacionales, en la calidad de vida de la población, en la pacificación política, en la seguridad nacional . El bajo rendimiento educativo y el no fortalecimiento de los subsistemas de educación superior y de investigación han sido , desde siempre, factores determinantes en la incapacidad de los países latinoamericanos para pasar de un nivel de ingresos medios a altos en los últimos 50 años. México no ha sido, ni es, una excepción. 

Del mismo modo, cuando hacemos una lectura global de las interacciones arriba mencionadas, observamos que la educación y, en particular la expansión de la educación superior , podría explicar por qué Singapur, Corea del Sur y Taiwán alcanzaron un estatus de altos ingresos, mientras que países como Tailandia, Filipinas y Malasia no pueden completar la transición de ingresos medios. 

Estamos en un momento histórico, vivimos en contextos geo- tecno- económicos en que ningún campo del conocimiento puede estar aislado de los impactos de las políticas públicas en materia de ciencia básica y de desarrollos de I&D .  

Universidades que se centran principalmente en negocios , economía y derecho, y que enseñan estos temas de una manera estrecha, aunque intelectualmente rigurosa, anclan a los países en el pasado. Producen burócratas, legisladores y decisores que no entienden las transiciones necesarias, ni los modelos que estas deben adoptar, para una inmersión en la 4 a globalización .

Atención, no estoy diciendo que debamos abandonar esta “triada ” , lo que he propuesto , a lo largo de toda mi vida intelectual y académica, es transformar la universidad en una nueva institución. No podemos olvidar que el fenómeno de la globalización ,y las recientes mutaciones estructurales del crecimiento económico derivados del desarrollo de las nuevas tecnologías, han transformado el papel tradicional de la universidad y , que estamos obligados a entender a esta como un sistema complejo en evolución .

Nuevo paradigma estratégico que modela a la universidad como una estructura emergente de la sociedad a través de la interacción no-lineal entre los agentes del sistema. Espacios donde los estudiantes pueden continuar concentrándose en las disciplinas “ortodoxas” , pero también deben implementar un riguroso «plan de estudios básico» en humanidades, ciencias sociales y ciencias naturales, incluidas las ciencias de la computación y las estadísticas. Y, que el “centro” de esta nueva universidad se debe dislocar del derecho y de los negocios para la química, la física , las matemáticas, las ciencias de la vida y las ingenierías .
Hay muchas razones para insistir en esta transformación, pero la más convincente, desde mi punto de vista, es la necesidad de preparar a los futuros graduados para un mundo en el que la inteligencia artificial y la tecnología asistida por IA juegan un papel cada vez más dominante.

Les doy un caso concreto . Para tener éxito en el lugar de trabajo del mañana, inclusive los estudiantes de derecho, economía y negocios , necesitarán nuevas habilidades. Estarán obligados, por ejemplo, los que salen de nuestras escuelas de derecho, a manejar el modelo jurídico pero, también a poder leer, interpretar, los modelos de las áreas tecnológicas, y de sus impactos en las estructuras de producción, en la organización del trabajo, en la configuración de nuevos delitos, en los impactos sobre los sistemas democráticos y, en las posibilidades para manejar la vida y la muerte, inclusive para transformar la naturaleza de lo humano y producir nuevos tipos de relación entre humanos y máquinas .

Seamos concretos, el mundo presente , las vías del futuro se construyen con ciencia y tecnología o, no se construyen. Pero, esto no aplica solamente a la Universidad. Es un paso necesario para el País y para nuestras sociedades avanzadas. 
En cierta medida , ya estábamos en el buen camino y, algunos ( aunque insuficientes) resultados son ( eran) visibles . Hoy, estamos en una paradójica situación que implica riesgos incalculables y que apunta para un retroceso que eliminará todos los beneficios y ventajas que ya habíamos adquirido . 
La grande paradoja es que tenemos una Nación vibrante, una sociedad civil que finalmente encuentra su voz , gente que vive el presente con dignidad y que apunta para un futuro con libertades y, por otro lado un gobierno fallido, principalmente en materias científico- tecnológicas . Muchos hablan, inclusive de un Estado fallido y, no sólo en la cuestión de seguridad pública , sino también de seguridad nacional .
Ahora bien , esta última pasa por una visión integral en que ciencia y tecnología son componentes presentes y , cada vez, con mayor peso . Al revertir el principio de progresividad del campo del diseño de políticas públicas en ciencia y tecnología , y operar su sustitución para los “principios ideológicos “ del régimen, estamos desmantelando las posibilidades de estar a par con las tendencias mundiales. Estamos dejando que la “agonía “ de la Ciencia en Mexico acelere la transformación para un estado fallido. Estamos abandonando áreas estratégicas de control de las opciones en seguridad nacional, en economía , en bienestar. 


Hemos ya perdido en un año, todo el impulso conquistado a lo largo de las dos ultimas décadas , pasando de protagonizar una “ Primavera de Innovación “ , en términos de Ciencia y del conocimiento, para sumir a la nación en un “ invierno” burocrático manejado por quienes desprecian la cultura, la educación y, principalmente la investigación básica y aplicada. A lo largo de lo que va del siglo XXI , habíamos trabajado en una transformación, verdadera, concreta, real construida por la apertura al exterior y por la ampliación de bases educativas que permitieron la emergencia de comunidades científicas de punta y de clusters en algunos puntos del territorio de la República . Universidades certificadas, laboratorios trabajando en ciencia básica, transvases ( spillovers) a las empresas y a la sociedad (a través de programas de financiamiento mixto público- privado) , emergencia del movimiento de proyectos “Spin off”, etc, etc. 


Hoy, nos declaran irrelevantes. Y, no sólo . Nos acusan de sabotear al país , nos tachan de corruptos, nos recortan presupuestos, despiden a los mejores investigadores, pisotean las reputaciones de quienes osaron trabajar y pensar para allá de la mediocridad, decapitan institutos y centros de investigación. Instalan a “lyssenkos” en los niveles de decisión.
Estamos entrando en el invierno más severo de un ataque concertado a los sectores de ciencia y de la tecnología . Precisamente, cuando más necesitamos de ellas , cuando el resto del mundo está en plena transición a la 4 a. Globalización basada en la sociedad del conocimiento, quienes nos gobiernan pretende que regresemos a la economía del trapiche, consumidores de falacias, atrapados en el pasado de una ilusión del “ buen salvaje” ignorante . 


La caída , la agonía de la ciencia en México , que ya inició no termina de traer las peores noticias , en un momento , en que las condiciones sociales que algunos esperaban, se diluyen en la violencia del cotidiano, en la ocurrencia de las “medidas “ económicas , en el caos de la (no) gobernanza . La “agonía “ es fruto de un ataque deliberado desde el poder político , que puso a las comunidades del ciencia y del conocimiento a merced del desgobierno y la miseria presupuestaria.


Sin que los mexicanos hayan reparado demasiado en ello, la guerra “civil” entre ciencia y sectas que lleva años hostigando a nuestro país corre el peligro de hacerse crónica.
Las comunidades académico-científicas no pueden rehuir sus responsabilidades ante esta trágica deriva. Que los gobiernos , en sus diversos niveles federativos, hayan optado por políticas públicas que debilitan la investigación y, en particular a la educación superior, que opten por estados fallidos se debe, también en gran medida, a que ciertos actores académicos hayan pactado con una cohabitación infame con aquellos que han adoptado una retahíla de políticas fallidas en relación a la sociedad del conocimiento en nuestro país. Los efectos de estas políticas han sido tan tóxicos que se han hecho notar incluso en otros focos de conflicto a nivel nacional.
Sin embargo, cabe subrayar que el error no estuvo tan solo en pasar por alto los escollos que aguardaban el día después, sino también en los objetivos y métodos de la operación de los órganos e instituciones de investigación ,en sí. Las consecuencias de todo ello trascienden las fronteras de la Ciencia en México.

Las torpezas estratégicas no terminan en Conacyt, vienen de algo más profundo , incrustado en tejido del régimen. Y, nos tiene a todos secuestrados en una narrativa volteada para el pasado incapaz de entender el presente y de asegurar el futuro. En cierta medida la agonía de la ciencia es la punta del iceberg de la crisis de la nación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *