OPINIÓN. MORENA: ¡CUIDADO CON LAS RÉMORAS! Por el Profr. Juan Pérez Medina (CUT-Michoacán).

Necesitamos un partido político distinto. Un verdadero partido de izquierda que luche por la transformación política del sistema capitalista y no sólo por el combate a la corrupción. Si de salvar a la humanidad (y al planeta) se trata, la derrota de la actual hegemonía mundial es indispensable.

Y no es un asunto que se pueda postergar ya que el calentamiento global comienza a volver peligrosa en exceso la vida cotidiana. De acuerdo con el último informe de la ONU, «el mundo alcanzaría un calentamiento global inducido por el hombre de 1,5 °C alrededor de 2040», con lo que la vida planetaria estaría en serio predicamento, ya que significaría el completo deshielo de los polos, el crecimiento de las sequías y, con ello, la muerte de miles de ecosistemas, que aumentarían el problema de la hambruna humana.

El problema es que “las medidas urgentes necesarias para abordar el cambio climático entran en conflicto con las dos contradicciones básicas del sistema capitalista mundial: la contradicción entre una economía global y la división del mundo en Estados-nación rivales, y la contradicción entre la producción socializada y la subordinación de vida económica a la acumulación de beneficio privado”, las cuales solamente pueden ser modificadas de fondo si el capitalismo es derrotado y el socialismo emerge como la forma en que los trabajadores toman el control de la conducción política y cultural del mundo. Es un asunto pues, de sobrevivencia en donde los factores de la producción deben ser socializados para detener la competencia brutal que nos consume actualmente.

Hoy contamos con MORENA, partido en el poder que se planteó como objetivo “la transformación pacífica y democrática de nuestro país”, que ya es algo muy significativo. Pero ¿cómo se define lo anterior? De acuerdo con sus documentos básicos, se pretende llevar a cabo “un cambio verdadero”, que pretende garantizar “a todas las y los habitantes del país una vida digna, con derechos plenos; que se realice la justicia, se viva sin temor y no haya exclusiones ni privilegios.”

Plantea “un cambio de régimen que acabe con la corrupción, la impunidad, el abuso del poder, el enriquecimiento ilimitado de unos cuantos a costa del empobrecimiento de la mayoría de la población. (…) que supone el auténtico ejercicio de la democracia, el derecho a decidir de manera libre, sin presiones ni coacción, y que la representación ciudadana se transforme en una actividad de servicio a la colectividad, vigilada, acompañada y supervisada por el conjunto de la sociedad. Un cambio verdadero es hacer realidad el amor entre las familias, al prójimo, a la naturaleza y a la patria.”

Cómo puede verse, no es el cambio profundo de modo de producción, sino que se trata de llevar a cabo la generación de un gobierno democrático sin exclusiones, ni privilegios, pero manteniendo el modelo actual de acumulación mediante la preeminencia del mercado. Sin embargo, la propuesta de morena es un sustantivo avance en torno a la recuperación de un gobierno progresista y de corte social, cuyo centro neurálgico es la limitación de los excesos económicos de la acumulación y la generación de satisfactores sociales por medio de la redistribución del bienestar básico a través del estado.

Este planteamiento es plausible ante las condiciones actuales del control hegemónico de los grandes centros del poder a través de sus organismos internacionales y la existencia de una correlación de fuerzas en construcción desde el campo popular. La batalla siquiera por matizar las agresivas políticas neoliberales que nos han empobrecido, estará enmarcada por la permanente batalla entre quienes plantean la continuidad del régimen y la profundización de sus políticas y quienes desde el campo popular plantean y exigen mediante la acción diversa un profundo cambio, el cual será de la medida de la voluntad y capacidad del pueblo.

Los objetivos de MORENA como partido no están a la mano del actual gobierno. Para lograr alcanzarlos se necesita mucho más; pero sobre todo, se requiere de un partido fuerte, organizado desde los barrios y las colonias; desde las comunidades rurales y las factorías. Un partido de militantes, que tengan claro de lo que perseguimos y lo que debemos hacer, y de la forma en que debemos hacerlo. Un partido vivo, actuante, participativo, en permanente ascenso popular, que actúe mediante la construcción de consensos a través de sus asambleas en los comités y en los municipios, órganos fundamentales para la acción política del Partido.

Si la organización estructural de morena es un asunto fundamental, lo es también la tarea de la formación política de sus militantes y la formación de nuevos cuadros. La sustancia de la acción del partido será la consecuencia de sus militantes y la claridad de ideas sobre los objetivos políticos a alcanzar. De ahí la importancia estratégica de la creación del Instituto de Formación Política de carácter nacional, el cual contará con el 50% de las prerrogativas de morena.

El acompañamiento del gobierno que AMLO encabeza será menos azaroso si se cuanta con un partido organizado; informado y políticamente consecuente. Si sus miembros alcanzan este estatus, los objetivos por los cuales fue creado serán alcanzables e, incluso, superados y se logrará abrir una alternativa a la economía de mercado y su consumismo y destrucción extrema.

Entonces, las tareas de los militantes y simpatizantes de MORENA en este momento son dos y muy importantes: estructurar morena en todo el territorio nacional e iniciar la formación y educación política de sus miembros.

Por eso no caben aquí quienes practican y promueven las viejas formas anquilosadas y antidemocráticas de hacer política del régimen anterior. No caben aquí quienes vienen con su proyecto particular a aprovecharse de morena y su fuerza electoral. No caben aquí quienes trabajan para sí pensando ya en las elecciones del 2021. Éstos no son morenistas en el sentido estricto, sino que son rémoras que al interior luchan por convertir esta oportunidad en su oportunidad, poniendo en grave riesgo el sentido revolucionario del Partido.

Quienes hoy en la entidad se movilizan creando sus propias estructuras y ya se anuncian como posibles candidatos, no hacen más que torpedear el sentido correcto de las necesidades estratégicas de morena. Sus declaraciones públicas acerca de sus pretensiones políticas personales no son posiciones que morena debe avalar, al contrario, deben ser atendidas llamando a quienes las promueven o se promueven a guardar disciplina y actuar conforme a las necesidades políticas del partido, del gobierno y del país. En caso de que a pesar de las invitaciones que se les hagan, las actitudes no se corrigen, será necesario, pasar a las sanciones. Nadie debe estar por encima de los intereses del partido y de los mexicanos. Hoy en morena es primero el partido y, luego, será tarea de sus militantes el resolver sobre sus posibles candidatos. Morena no es un instrumento para alcanzar posiciones políticas personales, sino una herramienta para fortalecer la lucha del pueblo y, si se quiere, para encabezarla, como está siendo hasta hoy.

En los meses siguientes, morena renovará sus estructuras de dirección y se dotará de las herramientas políticas para intentar consolidar el cambio que se ha iniciado con la llegada de AMLO al poder el 1 de diciembre de 2018. Los militantes y simpatizantes deberemos estar atentos y actuantes para garantizar que sus asambleas se realicen en las mejores condiciones de armonía y democracia y, que den por resultado la elección de las mejores mujeres y los mejores hombres. Así lo demandan las circunstancias de la patria.

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