CRÓNICA: ASÍ PERDIÓ LA VIDA LA NIÑA  JOSELY DE 11 AÑOS DE EDAD

POR ANDRÉS RESILLAS

“¡Deja eso y acompáñame a mi casa!”

Eso es lo que escucharon Fátima e Iris que le dijo Silvestre de Jesús V. a su sobrina política Josely.

Ellas habían estado jugando con Josely durante toda la fiesta con que se celebró la boda de José, hermano del padrastro de la misma Joselyn.

Eran las 2.30 de la madrugada y la fiesta sólo dejó mucha basura y todo el mobiliario que se utilizó en la boda en la cancha de futbol de la colonia José Vasconcelos de Morelia.

Catalina, madre de Josely, junto con el resto de la familia de su pareja, estaban recogiendo mesas, sillas y basura producto del festejo.

Fue en un cuarto que sirve como depósito, donde según las infantes, Silvestre interceptó a Josely y se la llevó del lugar. Esa fue la última vez que la vieron.

A las tres de mañana Catalina se dio cuenta de la ausencia de su hija. Comenzó a preguntar entre todos los familiares que aún permanecían y nadie le supo dar razón de la pequeña.

Cuando Catalina observó que la cancha de futbol estaba totalmente vacía y no estaba su hija, no tuvo más remedio que retirarse a su casa. No sin antes decirle a su esposo que no aparecía Josely.

Eran las 12 del día y Catalina salió a buscar nuevamente a su hija. Recordó que la niña estuvo jugando con dos de sus amigas y las fue a buscar. Las niñas recordaron la escena de Silvestre con Josely y se lo narraron a la madre.

La casa de Silvestre V. se ubica en la colonia Rubén Jaramillo, contigua a la José Vasconcelos. Son colonias pobres, con calles sin pavimentar y viviendas construidas de madera y cartón.

La madre de Josely llegó a la casa de Silvestre pero no había nadie. A la siguiente cuadra se ubica también el domicilio de sus suegros, por lo que se dirigió hacia allá pensando que ahí podría encontrar a su cuñado. Pero no.

El padre de Silvestre le dijo que su hijo no se encontraba y que tampoco sabía nada de Josely. Que la observaron en la fiesta, pero hasta ahí.

VECINOS ESCUCHARON GRITOS

Alondra, madre de familia, escuchó gritos de una mujer pidiendo auxilio como a las tres de la mañana. Esos gritos la había despertado y provenían de las siguientes tres casas de su domicilio.

“¡Déjame, déjame. Auxilio, auxilio! Eran las súplicas que se escuchaban de la mujer.

Dice que pensó que era un riña entre alguna pareja y que si intervenía podría generarse problemas, por lo que se mantuvo despierto después del incidente.

Alondra salió de su domicilio por la mañana y en una de las calles de la colonia se encontró con Lauro, encargado del orden de la colonia. Le comentó el incidente de la madrugada y éste le reclamó de por qué no lo había reportado en el grupo de watsapp que existía para casos de inseguridad. Le contestó que no le había parecido importante.

Otra vecina, de nombre Elena coincidió con la versión de Alondra, pues dice que escuchó los gritos ya que provenían de la casa que se ubica a espaldas de la suya.

SILVESTRE RECHAZA SABER DÓNDE ESTÁ JOSELY

A las tres de la tarde Silvestre se aparece en la casa de sus padres. Ya lo estaba esperando Catalina para interrogarlo. Le dice que no sabe nada. Que efectivamente, salieron de la fiesta pero que la niña se quiso quedar a dormir con sus abuelos y que la dejó afuera del domicilio.

¡Vamos a buscarla, yo te ayudo! Le contestó Silvestre a una desesperada Catalina.

Catalina decidió acudir con el encargado del orden para iniciar la búsqueda de su hija en la colonia Rubén Jaramillo. Los vecinos se juntaron en un local comunitario luego de que fueron convocados.

Ahí tanto Alondra y Elena manifestaron los gritos que habían oído en la madrugada e incluso una de ellas señaló que provenían de la casa de madera y cartón de Silvestre, pero éste rechazó la versión y dijo que eso no era posible pues vivía solo.

Catalina enfrentó a su cuñado:

“¡Silveste, si sabes dónde está mi hija dímelo. Dime qué le pasó!”.

La versión de las vecinas señalaban directamente a Silvestre como sospechoso.

¡Vamos a tu casa Silvestre, a lo mejor ahí la tienes!, le reclamó Catalina.

¡No pueden entrar a su casa, es propiedad privada, necesitan una orden y él dice que no sabe nada!, reclamó el padre de Silvestre en un intento por ayudar a su hijo de las acusaciones.

El encargado del orden reconoció que no se podría entrar a la vivienda de Silvestre. Que se requería una orden judicial.

“Yo le recomiendo que acuda con las autoridades y declare que su hija está desaparecida, para que la policía comience a investigar”, le recomendó a Catalina.

Y así lo hizo Catalina, pero también le narró a la policía todo lo que le habían contado las amigas de Josely como lo que sucedió en la colonia Rubén Jaramillo.

ENCUENTRAN EL CADÁVER DE JOSELY

A las 12 de la noche la policía ministerial irrumpió en la casa de Silvestre, luego de haber obtenido una orden de cateo del juez de control Félix Santiago.

Los agentes encontraron en el cuarto de madera y cartón dos palas. En uno de los costados de la habitación había un montículo de tierra, como si recientemente se hubiera removido. Al quitar un poco de escombro observaron ropas enterradas. Ya no siguieron, Llamaron a la Unidad de Escena del Crímen para que siguiera el trabajo.

Ahí apareció enterrada Josely.

Los dictámenes periciales de la Unidad Especializada en Escena de Crimen concluyeron que era Joselyn, pues las características de la ropa y facciones descritas por la madre coincidían.

La necropsia practicada al cuerpo de Josely indicó que murió por estrangulamiento; que fue golpeada salvajemente y que presentaba abuso sexual.

Doce horas después, Silvestre fue detenido gracias a una orden de aprehensión girada por el mismo juez de control.

Silvestre se negó a declarar sobre los hechos ante el juez y pidió que se le definiera su situación jurídica de inmediato. La Fiscalía enumeró todas las pruebas acumuladas en contra de Silvestre, mismas que el juez consideró suficiente para vincularlo a proceso y ordenó se le trasladara al Cereso de Mil Cumbres.

Silvestre es un joven de 21 años de edad. Con 1.70 metros de estatura, pelo lacio y rasgos indígenas. Ahora enfrenta una acusación por feminicidio cometido en la persona de su sobrina política.

Una niña de 11 años que apenas se asomaba a la vida.

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