“Las malas leyes hallarán siempre, y contribuirán a formar, hombres peores que ellas, encargados de ejecutarlas”. Concepción Arenal Ponte (1820 – 1893) Periodista y escritora española.
En días pasados se conoció la suspensión provisional que dictó el Poder Judicial de la Federación, para impedir que se aplique la reforma a la Ley del Notariado de Michoacán, que faculta de nueva cuenta al gobernador en turno, para que designe por dedazo a los nuevos fedatarios, que asumirían dicha responsabilidad en una notaría vacante.
Semejante determinación se logró gracias a un ciudadano, del que aún no tengo mayores datos, que se amparó ante tan absurda determinación de la Septuagésima Tercera Legislatura local, que realizó la reforma el pasado siete de septiembre.
En dicho procedimiento sólo 2 legisladores, el priista Mario Armando Mendoza Guzmán y la petista María Auxilio Flores García, argumentaron sobre tan contradictoria propuesta, a la par que denunciaron irregularidades en el proceso legislativo. Se sumaron a votar en contra el legislador de movimiento ciudadano, José Felipe Campos Vargas y otro del tricolor, Roberto Carlos López García.
Con decisiones como éstas de los presuntos diputados, los intentos de ser bien pensados se desvanecen por completo. Podría jurar que algunas ventajas negociaron los involucrados, tanto legisladores, integrantes del colegio de Notarios y el propio gobernador.
Baste recordar que reformar dicha legislación para que los nuevos fedatarios surgieran de un concurso de oposición, costó muchos años. El objeto era quitarle ese privilegio al Ejecutivo en turno que premiaba a sus colaboradores, amigos y compadres, con todo el peso de su discrecionalidad, para regalarles una notaría.
En la recta final de la 72 legislatura local y del interinato de Salvador Jara Guerrero, vio la luz una Ley del Notariado que enterraba el dedazo, pero dejó abierta la puerta para que el gobernador en turno y ex rector nicolaita, tuviera todavía oportunidad de regalar notarías, así como algunos privilegiados del colegio de fedatarios.
El trago amargo había pasado, los últimos actos discrecionales al más puro estilo de la CNTE y sindicatos de la Universidad Michoacana, donde la herencia de plazas es un asunto común, se repetía entre abogados que supuestamente con su FE, validan cualquier cantidad de asuntos legales. Debería darles vergüenza haber aceptado un transitorio que les permitió despacharse con la cuchara grande una última vez.
Pero no conformes con eso, la mayoría de los que cobraron como diputados de la legislatura local, hicieron lo inimaginable, modificaron nuevamente la ley para regresar el dedazo, para consentir al gobernador en turno y dejar una Ley del Notariado, cuando menos, injusta y contradictoria. Por un lado, las nuevas notarías deberán concursarse, pero si alguna de las que ya existe se queda vacante, entonces aplica la discrecionalidad del gobernador en turno.
La única explicación ante semejante aberración es la negociación en lo oscurito, el beneficio directo para quienes levantaron la mano y seguramente un premio especial a quienes públicamente defendieron lo indefendible.
Lamentable que ni el gobernador Silvano Aureoles Conejo haya vetado la reforma, dejó pasar una oportunidad de oro para mandar un mensaje contundente de equidad y transparencia.
Por suerte, un ciudadano se amparó y el Poder Judicial Federal determinó la suspensión provisional. Ahora lo único que resta, luego de que la Septuagésima Cuarta Legislatura Local ya conoció y respondió el asunto, es que el fallo definitivo borre el dedazo de la Ley del Notariado.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
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