OPINIÓN: LA AMBICIÓN, MENTIRA Y EL ENGAÑO DETRÁS DE LA INVASIÓN A SIRIA. Por Juan Pérez Medina (CUT – MICHOACÁN)

Los dueños del mundo no tienen sentimiento alguno. Ellos tienen intereses y está más que demostrado que están por encima de cualquier interés humano. Lo anterior es una verdad tan grande como vieja. Y como viejo es el capitalismo. La ambición hace las guerras y en ellas mueren cientos de miles de personas que generalmente suelen ser simples seres humanos que vivían en su tierra que se convirtió en codiciada sin ellos desearlo y a veces sin saberlo. Sabias palabras aquellas del bardo zacatecano Ramón López Velarde cuando dijo en su excelso poema de la Suave Patria: “…el niño dios te escrituró un establo y los veneros de petróleo el diablo”, para referirse a la maldición del petróleo para nuestros pueblos por la enorme codicia de los poderosos.

El extraordinario Eduardo Galeano escribió se refirió a las guerras como las que “…siempre invocan nobles motivos, matan en nombre de la paz, en nombre de dios, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia y si por las dudas, si tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero.”; lamentablemente es verdad y así se expresa en este momento la brutalidad de Estados Unidos, Inglaterra y Francia descargando misiles en contra del pueblo sirio matando a inocentes, muchos de ellos niños, con la excusa supuesta de que el gobierno sirio utiliza armas químicas, cuando de lo que se trata es de imponer su ley, asumir el control de ese territorio y fortalecer su dominio geopolítico en el mundo en contra de la voluntad de los pueblos.

Guerra que ha generado destrucción, dolor y muerte y que se han obsequiado con falsos argumentos, como aquel del arsenal de armas químicas utilizadas por Sadam Husein en Irak y que acabó destruyendo medio país a base de miles de misiles disparados hacia sus principales ciudades. Guerras que han servido para probar la nueva artillería, sus sofisticadas armas tecnológicamente mejoradas para matar, para destruir, para horrorizar. Y también son un extraordinario negocio.

La producción de armas exigen guerras y las guerras exigen armas y los cinco países que manejan las naciones unidas, los que tienen derecho de veto en las Naciones Unidas resultan ser también los cinco principales productores de armas, de acuerdo con Eduardo Galeano y es muy cierto. Las empresas bélicas ocupan la violencia permanente. Y si hay paz se ocupan de inventar una guerra, como la del futbol, por ejemplo, entre El Salvador y Honduras.

La mentira es su alimento. El engaño y el miedo. ¿Cómo nos explicamos que ante esta barbarie nos cunda el silencio y la indiferencia? ¿Cómo ha sido posible tanta deshumanización Humana?

De ello se encargan los grandes medios de comunicación que lanzan fuertes ofensivas a favor del asesino y culpan a los muertos de la violencia. No es casual por ejemplo que en España, se hable más de Venezuela que de los gobiernos europeos y, por cierto se hable mal.

Horas y horas se dedican en ese país a llenar el subconsciente de mierda mediática para justificar cualquier acción contra un gobierno soberano como hay pocos. Aquí mismo ocurre eso día tras día. De lo que se trata es que las victimas acaben adorando a sus verdugos.

Estados Unidos, al igual que ayer y por más de un siglo, ha matado con mentiras y con engaños en nombre de la libertad. En nombre de la libertad Harry Truman ordenó se lanzara la bomba atómica en contra de las indefensas ciudades de Hiroshima y Nagasaki, Japón, causándole la muerte a más de 75 mil personas. A casi 73 años, el gobierno Norteamericano todavía se niega a pedir perdón por esas atrocidades.

Es Estados Unidos quien arma a Israel para que despoje, robe, asesine y encarcele a los palestinos, sin importar que éstos sean niños o ancianos. En nombre de la libertad y de dios se justifican esas atrocidades. Producto de esa estirpe es Donald Trump. Sólo un país como Estados Unidos puede producir semejante adefesio, como por igual en su momento ocurrió con Adolf Hitler en la Alemania Nazi.

La mentira y el engaño como ocurre ahora mismo en México con la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Cómo ocurrió hace un año en Arantepakua y como sucedió en Nochxtlán, Oaxaca. Como ocurre ahora con el TEPJF que en tono de burla y cinismo ha reconocido a un mentiroso y engañador como candidato a la presidencia de la república, cuando está más que evidente que es todo un pillo, al igual que Margarita Zavala, que Ricardo Anaya o que José Antonio Meade.

El poder no tiene escrúpulos y nos muestra una vez más, que la ley no se hizo más que para someternos y engañarnos. Esteban Illades mencionó en torno a la designación del llamado “Bronco” por el TEPJF, que “La elección la hacen los ciudadanos, dicen una y otra vez los anuncios. Sí, pero la deshacen las instituciones…” Es una pena que ante tanto cochinero universal los partidos políticos de “izquierda” no se hayan pronunciado en contra de la guerra y guarden silencio.

Es una pena que no hagamos nada, mientras Peña Nieto se declara en contra del uso de armas químicas, que no es otra cosa que sumarse al grupo de gobernantes dominados por Trump. Otra vez, como ha sido en estos 5 años y más, el presidente de los mexicanos se baja el pantalón ante Trump.

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