OPINIÓN. 2017: QUE SEA TU CRUEL ADIOS MI NAVIDAD. Por el Profr. Juan Pérez Medina (CUT-MICHOACÁN)

 

2017, otro año para el olvido. Año negro para los trabajadores de México y, en especial para los michoacanos. Año duro para todo el pueblo con un final de pesadilla en base a la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, que significa un enorme paso en la militarización del país, limitando así el derecho de manifestación y la protesta social, y poniendo en alto riesgo los derechos humanos de todos los mexicanos.

La capacidad de compra de los trabajadores continúo en picada, a pesar de las presiones de los gobiernos de Canadá y los Estados Unidos para que nuestro país incremente el salario, como parte de las negociaciones del TLC que se está llevando a cabo. Los salarios continuaron a la baja aun con el anuncio en diciembre de 2016 del incremento a los salarios mínimos de 73 a 80 pesos, ante el aumento a la canasta básica a 88 pesos, quedando el salario por debajo de su alcance. Por si fuera poco, el aguinaldo de los trabajadores que superaron en ese mismo año el salario mínimo como percepción diaria, fue gravado impositivamente por Hacienda, con lo que se incrementan los recursos de los gobernantes y se reduce el poder de compra de los trabajadores.

Nada anuncia que la situación en 2018 vaya a mejorar, pues para 2018 el gobierno anunció un incremento al salario mínimo del 10%, para pasar de 80 a 88 pesos a partir del 1 de diciembre de 2017; éste ha quedado ya reducido a nada, pues al mismo tiempo el precio de la canasta básica pasó de 89 a 97 pesos.

Súmese a ello una inflación creciente que ya alcanza los 6.63% al mes de noviembre, con lo que la vida de los mexicanos de “a pie” es todavía más difícil de lo que ya era en 2016. Fue un año difícil en el que los combustibles incrementaron de precio de manera exorbitante a pesar de que Peña Nieto nos prometió que con la reforma energética los precios de la gasolina y el gas doméstico iban a bajar.

Pero ocurrió todo lo contrario, pues en diciembre de este año, la gasolina magna costaba 16.42 pesos cuando en diciembre de 2016 tenía un precio de 13.98 pesos, lo que representa un incremento del casi 15%. Lo mismo ocurrió con el gas doméstico que costaba en diciembre de 2016, 403.80 pesos y alcanzando en diciembre de 2017 los 583.20 pesos, generando un incremento de 180 pesos, casi el 31% con respecto a 2016.

El incremento del empleo que tanto cacaraquea el gobierno de Peña Nieto es el más insano de los últimos 100 años. Se trata de empleos mal pagados y carentes de prestaciones dignas. Son empleo caracterizados por ajustarse a las nuevas normas laborales de trabajadores por contratos eventuales, terciarizados y con bajísimos salarios. Empleos que no duran y que se mantienen altamente precarizados.

La mayoría de las personas en edad de trabajar se encuentra en la informalidad, pues 6 de cada 10 que trabajan se encuentran en el mundo del trabajo informal, sin prestaciones de ley. Aun así, las cuentas de Peña Nieto son negativas, pues la cifra de los jóvenes en edad de trabajar y que se encuentran fuera de las universidades o la educación media superior o superior y que no tienen empleo es mayor al 50%.

2017, el año que se va, estuvo plagado de impunidad y corrupción, superando los años anteriores. Uno piensa cada año que el gobierno ya ha llegado al límite del saqueo y explotación, pero lo que queda demostrado una y otra vez es su inmensa capacidad para demostrarnos que son capaces de eso y más. En este año que acaba se supo de los turbios negocios de Peña Nieto con la petrolera Odebrech a través de su coordinador de campaña Emilio Lozoya, ex director de Pemex, (quien manejó cuentas personales bancarias y de inversión en dólares, francos suizos y euros), quien habría recibido sumas millonarias en dólares para fortalecer con disparos de tarjetas monex y Soriana campaña presidencial de 2012.

Fue el año en que supimos de una investigación hecha pública el lunes reveló que entre 2013 y 2014 al menos 11 dependencias habrían desviado dinero público a través de 186 empresas a las que se otorgaron contratos irregulares, de estas 128 compañías son fantasma y el fraude llegaría a los USD192 millones, en donde 8 universidades públicas fueron utilizadas como intermediarias para justificar falsamente los recursos robados por Peña Nieto.

Fue el año en que se aprobaron reformas a la ley laboral que permiten acabar con la obligación del pago de horas extras y dejan al patrón la garantía para que pague de manera suplementaria lo correspondiente a las horas trabajadas con el 50% del pago por encima de lo acordado en el contrato (si lo hubiera). Es el año en que el patrón determina el puesto de trabajo del trabajador por encima de lo establecido en su contrato de trabajo, disponiendo de él para la realización de las tareas que se le indiquen, sin importar que éstas sean diferentes de las estipuladas en el contrato inicial.

El año en que de manera descarada el gobierno de Michoacán, encabezado por Silvano Aureoles, golpeó, reprimió, disparó y asesinó a estudiantes e indígenas y maestros. Año en que se dejó de pagar salarios a los trabajadores de la UMSH a causa de una deliberada baja en el presupuesto de 2017. Año en el que los maestros de los diferentes subsistemas de educación básica, media superior y superior del sistema estado se movilizaron, tomaron sus dependencias y las de finanzas, hicieron plantones para que se les pagarán sus sueldos, prestaciones y bonos, sin éxito.

2017 ha sido un año en el que el uso de la fuerza pública como disuasión o para reprimir ha sido una constante en aumento permanente. A la menor muestra de manifestantes aparecen grupos de policías que no sólo disuaden, sino que agreden y atacan. Año, pues de acotamiento de las libertades de libre manifestación.

Año en que las ideologías dan cuenta de su terrible decaimiento. Tiempos neoliberales de la poca vergüenza y dignidad. Tiempo para comprobar que vale más un puesto en el gobierno que cualquier idea sensata que defender. Se cambian los postulados, los principios, los fundamentos por una posición, un cargo, una lana.

La lucha se reduce a palabrería, intereses oscuros, formas políticas de mezcolanzas irreductibles que se entrecruzan, se unen, se juntan en la búsqueda de votos, de la supervivencia política, de la “tajada” presupuestal del erario público. Son tiempos electorales en que el sistema político demuestra que está por debajo de la gente, de sus aspiraciones, de sus esperanzas, de sus necesidades. Son tiempos de las mezquindades y las ambiciones en superlativo, tiempos de la más amplia desfachatez, de las peores formas del poder político y económico. Año duro, difícil, cruel ha sido este 2017 y como dijera nuestro bardo José Alfredo: “diciembre me gustó pa que te vayas… que sea tu cruel adiós mi navidad….

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