OPINIÓN. EN DEFENSA DE UN PACTO NACIONAL POR LA UNIVERSIDAD PÚBLICA. Por Teresa Da Cunha Lopes

Ayer, alguien me preguntó, a través de las redes sociales cual era mi propuesta de solución. Es imposible tener una solución definitiva, es imposible tener una solución inmediata. Por un lado, porque debemos entender lo que hicimos errado, donde nos equivocamos, lo que no funcionó. Entender el problema de fondo y la manera como cavamos el pozo en que todo el sistema de educación superior quedó sepultado.

El problema de fondo a que nos enfrentamos es el total fracaso de la “política del recorte “. El segundo paso, es regresar al paradigma de una “educación pública superior “que se establece como uno de los pilares de la democracia, que combina el concepto de un estado laico (multiétnico), con el bienestar material de sus poblaciones y con el respecto de los derechos fundamentales de todos los individuos.

O sea, pienso que hay que hacer lo contrario de lo que hicieron los operadores de la “mercantilización “de la educación y de lo quieren que aceptemos bajo chantaje presupuestal.

Debemos, sin embargo, encontrar las fuerzas estabilizadoras, llegar a trabajar juntos y forjar un pacto nacional entre Universidades y Estado (federación). Pero no sé si tenemos tiempo antes de las elecciones del 2018. O que existan las condiciones para hacerlo. Dudo ya que tengamos el espacio para hacerlo en lo que resta de este sexenio. Es una tarea para el próximo presidente, el Congreso de la Unión que saldrá del proceso del 2018. Nosotros, desde las universidades, en diálogo permanentemente nacional (desde un movimiento de “Estados generales universitarios”, por ejemplo) tenemos 8 meses para elaborar la iniciativa de “pacto nacional por la Educación Superior pública “.

Es urgente la unión nacional de todas las IES en un pacto. El espacio de maniobra que tenemos es reducido y una solución nunca será operativa a nivel, exclusivamente, estatal. Uno, porque los halcones del “déficit” educativo ya están tratando de apropiarse de la crisis generada por la resistencia a medidas que simulan procesos de calidad y programas de “austeridad” sin que presenten soluciones de reforma educativa coherentes, presentándola como un ejemplo práctico de los peligros de una oposición activa en la vida política nacional y en los espacios de debate públicos.

Dos, porque los gobiernos estatales dejaron de ser capaces de actuar de forma propositiva, no tienen autonomía financiera y se quedaron con un único instrumento: el de la represión.

Así que, en definitiva, es altura de declarar, a nivel nacional:” Los estados generales universitarios

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