ARTÍCULO DE OPINIÓN: SEPTIEMBRE Y LOS GRANADAZOS Por Efraín Barrera Medrano

 

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El zarape, los huaraches, el sombrero y los trajes de charro son distintivos de nuestra idiosincrasia, los mexicanos celebramos efusivos las fiestas septembrinas con mucho sentimiento patriótico, las ventanas de las casas y automóviles lucen alegóricos con sus enormes banderas tricolores de todos tamaños; en muchos hogares se organizan convivios, cuyos ingredientes principales son los antojitos, el tequila, el mezcal y por supuesto los trajes típicos de china poblana.

Los mexicanos con todo y nuestros problemas económicos, sociales y políticos, aprovechamos el mes de septiembre para alegrarnos, la noche mexicana es el mejor pretexto para reunirnos, hay quien organiza estos eventos en grande; con banda o mariachi dependiendo del presupuesto disponible.

En Morelia como en los 113 municipios de Michoacán, es toda una tradición el ritual del grito de independencia. El gobernador y los presidentes municipales emulan aquel glorioso 15 de septiembre de 1810, en que el cura don Miguel Hidalgo y Costilla convocara en el pueblo de dolores a los mexicanos para luchar por la libertad contra la tiranía española.

Pero también hay que decir, que si bien este mes de septiembre nos trae alegrías y euforias, a los michoacanos nos viene obligadamente a la memoria aquel fatídico 15 de septiembre del 2008, cuando varias granadas estallaron entre la multitud en el preciso momento en que el entonces gobernador Leonel Godoy Rangel, sonaba las campanas en palacio de gobierno.

Un abominable suceso que golpeó el corazón de Michoacán en un día tan emblemático para todos los mexicanos; nunca se conoció con precisión las razones de esta cobardía, aunque se dijo extraoficialmente que se trató de una venganza de la delincuencia organizada contra el gobierno de Michoacán utilizando como blanco a la población civil.

Se difundió que un grupo de malhechores presumiblemente del grupo de los zetas, se ensañó de esta brutal manera contra ciudadanos inocentes; 8 personas murieron en ese atentado terrorista y más de 100 heridos.

Esta tragedia además de enlutar hogares michoacanos nos marcó a quienes presenciamos este hecho desde la zona cero; nos tocó apoyar en el levantamiento de heridos y muertos mutilados por las explosiones.

Me encontraba en la puerta lateral de casa de gobierno, cuando repentinamente se escucharon estruendos que se confundieron, en un primer momento, con cohetones que se usan normalmente como parte de la pirotecnia propia de estas fiestas; sin embargo, segundos después y al pretender caminar hacia la avenida Madero, una avalancha humana no nos permitió avanzar y en esa desenfrenada huida caían varias personas atropelladas por otras que despavoridos pretendían alejarse.

Ya no quedaba duda, algo grave había sucedido; a duras penas logramos llegar junto a otros compañeros de la corporación (yo era el subdirector de tránsito) y descubrimos aquel dantesco escenario de sangre, mientras que las ambulancias avanzaban con dificultad y los camilleros como podían se abrían paso entre la multitud.

Era realmente desgarrador ver el sufrimiento de las víctimas y familiares que al igual que muchos de los que estábamos ahí, no daban crédito a lo que había sucedido, las esquirlas habían hecho estragos en los cuerpos de aquellos que tuvieron la des fortuna de ser alcanzados por las explosiones.

Mucho se dijo que lo que sucedió se pudo ver evitado porque ya había rumores en ese sentido y que las corporaciones policiacas los subestimaron, algo que solo quedó en conjetura y no se pudo comprobar, particularmente conocí a Mario Bautista QEPD (en ese momento director de seguridad pública); en visita relámpago en su oficina un día después de los hechos, lo encontré devastado en la silla de su escritorio lamentando lo que pasó y profundamente conmovido.

Fue una coyuntura muy complicada para Michoacán en aquellos años, en que entrar a la estructura de seguridad pública era jugar a la Ruleta Rusa, muchos funcionarios murieron y otros fueron encarcelados en aquel Michoacanazo de triste memoria

A partir de esa fecha la SSP agudizó las medidas de seguridad durante las horas previas al grito del 15 de septiembre, aunque a decir verdad, aunque esté acordonado el centro de Morelia durante estas festividades, no es tan sencillo controlar a cada uno de los que asisten a un evento masivo con estas características, menos aún, aquellas personas que si pretenden cometer fechorías siempre encuentran la forma de burlar cualquier medida de seguridad. Es una gran responsabilidad, por tanto, que las autoridades estatales brinden garantías a los ciudadanos que asistirán este mes al grito y podamos disfrutar en familia nuestras fiestas patrias.

Hoy, a nueve años de los granadazos, lo único que sabemos es que no hay detenidos; los dizque responsables salieron libres en mayo del 2015; ya no se habla de las víctimas directas ni de los daños colaterales que dejo entre muchas familia este acontecimiento.

Valgan estas líneas como un tributo para aquellos que sin merecerlo y sin saber porque perdieron la vida y para otros muchos que también sufrieron daños físicos y psicológicos producto de esta tragedia, principalmente a los que eran niños y ahora están imposibilitados para trabajar, en el olvido y sin apoyo.

Un comentario sobre «ARTÍCULO DE OPINIÓN: SEPTIEMBRE Y LOS GRANADAZOS Por Efraín Barrera Medrano»

  1. es lamentable lo sucedido mi hijo tenia 8 años y se encontraba en la plaza Melchor Ocampo con su abuela, y de la nada empezó a llorar, se tuvieron que alejar de ahí a la altura del Hotel Alameda se escucho el estruendo, y sintieron el suelo vibrar, mi hijo lloraba mas fuerte y queria huir de ahí, su abuela apresuro el paso, llegaron a la casa y vieron las noticias lo que sucedía, mis hermanos cubrieron ese lamentable suceso ya que estaban en filas dentro del Pentathlon y les toco ayudar a sacar los cuerpos y ayudar a los heridos, es algo que aun no superamos en nuestra casa, mis condolencias a todos aquellos que se han visto afectados por estos echos

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